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paredes marrones granulares tenían manchas indescriptibles que indicaban las
variedades de desperdicios que admitía. Dando un paso atrás, empezó a balancear al
niño con los brazos estirados. Si lo tiraba con precisión caería los doscientos pies hasta
las cuchillas sin que se dañasen apenas las paredes.
 Está sangrando  gritó Tinker.
Val miró hacia atrás y vio la cara preocupada de Tinker del otro lado del pasillo. El
balanceo había apaciguado el llanto del niño.
 ¿Has intentado apretarle el fondo del útero?
 No ha servido para nada.
 Intenta llamar al equipo blanco. Un meditec con su mecamedi.
 No vendrán. No hay papeles de este embarazo, no está autorizado.
Los dos miraron al niño arrullado. Unos ojos oscuros les miraban. Sonrieron.
 El reflejo útero cerebro medio pezón  dijo Tinker.
Llevaron el niño a Mu Ren. Estaba intentando darse masaje en el fondo del útero, pero
la hemorragia continuaba.
 Dale el pecho  dijo Tinker acercándole el niño.
Mu Ren titubeó un poco, pero el niño se agarró enseguida al pezón, chupando con
fuerza. Inmediatamente sintió el útero encogerse y endurecerse. La hemorragia cesó.
 El no sabe que no está autorizado  dijo.
Algunos meses más tarde Tinker musitaba sobre su banco, en el garaje. De su taburete
colgaba una caja de herramientas con arnés de hombro. Val llegó a su hora de turno y se
sorprendió de encontrarlo allí.
 ¿Qué te trae tan pronto?
 No podía dormir  dijo Tinker . Además no estoy aquí de guardia, he venido a recoger
mis cosas.
 ¿Oh?  dijo Val, pasando la mano por la caja de herramientas.
 Voy a hacer huelga  continuó Tinker . He bajado al Departamento de Control de
Población todos los días de este mes. No me dan variante en mi licencia de nacimiento
clase tres. Quieren que les entregue el híbrido.
Val hizo como que sentía compasión. Más para mantener un buen trabajador en el
garaje que por ningún verdadero sentimiento hacia el niño.
 El voto del comité generalmente es definitivo dijo en tono realista.
Tinker cuadró los hombros.
 Bueno, veremos a ver cómo se las apaña la Gran ST sin mí. Mantengo en
funcionamiento la mitad de las máquinas de esta ciudad.
 Es verdad  afirmó Val , pero todo lo que conseguirás es hacer descender nuestro
nivel de vida. No podemos influir en el comité. El viejo Walter ya lo intentó. Necesitas una
contribución que afecte a todo el planeta, un acto heroico que merezca una licencia de
clase cinco.
Los hombros andrógenos de Tinker permanecieron cuadrados; la barbilla en alto.
 Lo veremos  dijo, ajustándose la caja.
Mu Ren observaba a Tinker depositar los alimentos.
 ¿Calorías básicas?  preguntó.
Tinker afirmó con la cabeza y gruñó.
 De huelga. Estoy presionando para conseguir una variante.
Mu Ren había observado cómo las presiones de los últimos meses le habían debilitado;
había desaparecido la expresión inocente de sus años neutros. Gruñía y refunfuñaba, con
peligro de crear trauma en los oficiales. Avanzó hacia su banco de trabajo y se colocó los
auriculares. Ella se le acercó y le pasó los brazos alrededor de los hombros apoyando la
frente contra la nuca de Tinker.
 Ya está gateando  susurró.
Tinker echó un vistazo por la habitación.
 Será mejor que recojas todo lo que veas pequeño o puntiagudo. Se lo meterá en la...
 empezó. Si le esperaba el desagüe de un momento a otro, el daño teórico de que se
tragara un objeto afilado parecía ridículo.
 Bueno, de cualquier modo...  se aclaró la garganta . El equipo de arroje no sabrá que
ya está gateando. Su desarrollo neuromuscular va bastante adelantado  después de un
momento de reflexión, añadió : Y no dejes que entre Val más aquí. Es tan buen
ciudadano que se sentiría obligado a informar sobre la madurez del niño, Val, ese canalla
de B.C.
Tinker se sobrepuso y empalmó su capacitador negro de cinco pies con el cable de
energía del comunicador. Vertiendo agua sobre la pila de calor, comprobó la inversión de
polaridad. El campo se extendió por la habitación recogiendo las herramientas sueltas. Mu
Ren volvió a su cama y se acurrucó con el niño. En la pantalla aparecieron
intermitentemente círculos concéntricos. Se oían notas musicales. Observó las
coordenadas, estrechó el rayo, y preguntó:
 ¿Quién está ahí?
La música aumentó y se oía claramente mientras el otro transmisor se ajustaba a su
posición. Los círculos concéntricos se redujeron a un punto. Una voz metálica interrumpió
la melodía.
 ¿Quién pregunta?
A Tinker le preocupaban los bordes de luz verde de la pantalla  eran los rayos
inquisidores de Seguridad . No sabia si serían capaces de conectar lo suficientemente
bien para captar su conversación. Trabajó deprisa, identificándose rápidamente.
 Mi nombre es Tinker, de la ciudad C.C.
 Mi nombre es Cosechadora  contestó una voz áspera.
 ¿Una renegada?  preguntó Tinker.
 Una mec libre  le corrigió la voz . Discípula de Olga. Si quieres librarte de esa maldita
Colmena puedes unirte a nosotros  salvajes y libres , las tribus de monte Tabulum. Un
tinker* siempre será bien recibido. Hay mucho trabajo.
 ¿Libre?  pronunció Tinker esperanzador.
 Te ofrecemos libertad y calorías aromáticas. Únete a nosotros, Olga te protegerá.
Tinker estudió su mapa mural. Las coordenadas del rayo atravesaban el monte
Tabulum que visitara con Val. El área les había parecido desierta.
 ¿Dónde te encontraré?
 ¿Puedes localizar mi rayo concentrado con el compás?
 Sí.
 Doscientas veintiocho millas. Una montaña con la cumbre plana. Te buscaremos.
 Lo tengo que pensar.
Miró a Mu Ren y al niño. Tenía clara conciencia de los peligros de los jardines. Había
visto los efectos que la exposición había causado en los cazadores.
 Viaja de noche  dijo la Cosechadora . Despistaremos a los cazadores para que estés
seguro. Pero manténte entre la vegetación alta y por debajo de los canales. No lleves
metales. Si cubres más de diez millas por día no conseguirán dar contigo. Ahora tengo
que desconectar, un campo inquisidor está tocando nuestro rayo. No esperes demasiado
tiempo.
Tinker se quitó despacio los auriculares.
 ¿Quién era?  preguntó Mu Ren incorporándose.
 No estoy seguro, pero pronto lo sabremos. Nos vamos Fuera.
El miedo cruzó su rostro. Se abrazó al niño.
 Conseguiremos la variante  gritó. [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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